Sin conexión no hay proyecto

Sin conexión no hay proyecto

El caso es que se puede decir, con bastante exactitud, que disponemos de unos 100 mil millones de neuronas que controlan absolutamente todo lo que hacemos, pensamos o sentimos. Pero no lo hacen al libre albedrio, no funciona así.

Ellas no paran de hablar entre sí y de contarse a cada milisegundo qué es lo que está pasando y qué es lo que hay que hacer, se relacionan continuamente. De no ser así, andaríamos por el mundo como una especie de zombis totalmente desconectados.

En el mundo de las neuronas, a esto se le llama sinapsis y por supuesto, tiene su reflejo con mayor o menor complejidad en el mundo real  y a todos lo niveles. En nuestro caso, lo llamamos relaciones personales.

¿Quién no ha percibido un gesto un poco torcido de algún amigo, compañero de trabajo o incluso del desconocido de la fila mientras compramos e inmediatamente hemos reaccionado a ello?

¿Quién no se ha estado un poco más sonriente cuando ha visto sonreír a otra persona?

¿Y… la felicidad que produce sacar adelante una vendimia más?

Exacto, somos neuronas andantes y nos es completamente imprescindible relacionarnos con los demás para medir, interpretar y actuar en consecuencia para estar bien con nosotros mismos y en conexión.

Si lo extrapolamos a nuestra sector, al igual que pasa con las relaciones personales, la relación uva-enólog@-vino hay que cuidarla desde el inicio y seguir alimentándola sin dar nada por hecho.

ENCONTRAR

Construir una buena base, el primer paso para alcanzar una relación sana y exitosa.      

El viñedo, con su lenguaje químico, nos manda mensajes que nosotros podemos descifrar y responder para que, cuando esa uva sea líquida, tengamos los cimientos adecuados sobre los que asentar el peso de nuestro proyecto.

Un buen inicio siempre da relaciones más estables y duraderas.

PROTEGER Y DESARROLLAR

El desarrollo de una relación implica estar pendiente de que todas las personas involucradas se sientan bien, del mismo modo, que es crucial escuchar todo lo que el vino nos tiene que decir durante su metamorfosis y nutrirlo constantemente para hacer frente a cada obstáculo que pueda aparecer.

EQUILIBRAR

No estamos exentos de que se desequilibre todo lo conseguido, por lo que, hay que pulir lo logrado, resaltar lo positivo y aportar esa chispa de dulzor y presencia que haga que la llama no se apague.

El mundo es mundo porque nos relacionamos. Es crucial relacionarse con cada punto del proceso de elaboración para crear vinos realmente significativos que nos ayudará a conectarnos con los amantes y más exigentes consumidores del vino.

¡Feliz vendimia!

Claves para una relación uva-vino exitosa

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