Siguiendo el hilo de nuestro post anterior “Viraje hacia el viñedo” queremos contaros cual es el objetivo de este viraje y el valor que pretendemos aportar en la elaboración de vino.
En AZ3 nuestra misión siempre ha sido la de participar con nuestros clientes en la elaboración de los vinos a partir de la definición del perfil objetivo. Y en esa misma línea pretendemos seguir trabajando, de forma transversal, llevando los objetivos del perfil vino hasta el viñedo.
En estos años hemos aprendido que muchos de los problemas que nos encontramos en bodega, podrían solucionarse en el viñedo: pH elevado, bajos niveles de NFA, perfiles herbáceos o vegetales, falta de fruta, bloqueos de maduración prematuros, falta de color…. Son algunos de los contratiempos que nos cuesta mucho esfuerzo y dinero corregir en bodega, y que podríamos evitar con una nutrición razonada del suelo y la planta.
Igual que hoy día se personaliza la dieta para conseguir objetivos concretos, también podemos personalizar la viticultura y la enología. Esta customización pretende desarrollar una nutrición razonada del suelo y del viñedo, que garantice de forma rentable la consecución de los estilos de vinos planteados como objetivo.
Todos sabemos que el vino nace en el viñedo, y que en el viñedo el suelo juega un papel fundamental sobre la calidad del vino. Desde las entradas de gama hasta los iconos de la bodega, tendremos siempre mejores resultados en un suelo sano y en forma que con un suelo enfermo y agotado; en términos de calidad, de cantidad o ambas.
El reservorio de nutrientes del suelo se localiza en su complejo arcillo-húmico, que viene a ser un gran almacén coloidal formado por arcilla y materia orgánica, hábilmente mantenido y gestionado por la microbiota del suelo. A cada vendimia la planta extrae las cantidades necesarias de compuestos minerales y orgánicos para construir la uva, y poco a poco el suelo se va empobreciendo y mineralizando.
Podemos definir la salud del suelo como la capacidad continua de regenerarse para mantener su complejo arcillo-húmico y continuar siendo sustento de plantas y microorganismos.
Cuando se hablaba de calidad de una parcela se solía hacer referencia a las características fisicoquímicas del suelo, la orientación, la altura y el microclima. Hoy todos sabemos que para entender el funcionamiento de un viñedo es necesario prestar también atención a la microbiota del suelo, ya que ella lidera la regeneración y el enriquecimiento del complejo arcillo húmico. Cuanto mayor y más “cualitativa” sea la actividad bilógica de nuestro suelo, mayor será la capacidad de humificación y regeneración y mejor funcionara el viñedo. Solo un viñedo sano y en forma cumplirá los objetivos cualitativos y cuantitativos, y como cualquier activo de la bodega requiere un plan de mantenimiento.
En nuestro viraje os proponemos una mirada objetiva a la salud de vuestro viñedo. Para ello medimos periódicamente los parámetros fisicoquímicos y biológicos del suelo y el estado nutricional de la planta (análisis peciolar y de sarmientos). Con estos datos y los de vinificación, podemos entender el funcionamiento del viñedo y elaborar un plan de nutrición adecuado para cada parcela que responda a nuestros objetivos:
- Perfil de vino definido, ergo perfil de uva requerido.
- Rentabilidad cualitativa, equilibrio calidad/producción.
- Sostenibilidad de la plantación en el futuro.
- Responsabilidad ambiental.
Medir y razonar con una visión transversal del vino al viñedo, permite tomar las decisiones acertadas en la nutrición de suelo y planta como primer paso para una vitienología responsable y objetiva.
Noticias relacionadas
Nuevo desafío para AZ3: Viraje hacia el viñedo
Al ser el vino un elemento vivo en constante evolución, el sector enológico está sometido a continuas necesidades de mejora. Cambios requeridos por agentes tan diversos como los mercados, los consumidores, los marcos legales, la naturaleza o la propia autoexigencia de los elaboradores nos requieren la actualización y mejora continua.