memoria. F. Facultad psíquica por medio de la cual se retiene y recuerda el pasado.
Igual que en el ser humano, la memoria es una facultad intrínseca al viñedo y al vino.
La vendimia 2021 es historia, agronómicamente hablando claro, porqué en bodega todavía nos queda mucho trabajo para llegar el equilibrio adecuado a lo que el viñedo nos ha dado.
En los meses y años venideros los vinos del 2021 serán la memoria viva de esa cosecha. Cuando cates los vinos te recordarán como fue la floración y el cuajado, que tamaño cogió el grano, si hubo estrés o no, la presión criptogámica, la maduración y como interpretaste todo esto en bodega.
De la misma forma, el viñedo tiene su memoria. Los recuerdos de la campaña 2021 condicionaran su expresión en la cosecha 2022.
La floración de 2022 viene en parte predefinida por la iniciación floral del verano pasado, la suerte está echada. En la próxima primavera podremos trabajar sobre la floración 2023.
La brotación y arranque vegetativo de 2022 viene directamente condicionado por las reservas que pueda acumular la cepa en el agostado que iniciará en breve. La acumulación de reservas es un reflejo directo del estado de la plata durante el último ciclo vegetativo y de las carencias y estreses que haya soportado. La parcela que esta vendimia haya sufrido tendrá una acumulación de reservas insuficiente y empezará con carencias el próximo ciclo vegetativo.
En esta campaña 2021 de análisis de sarmientos y peciolos hemos observado algunas tendencias que nos invitan a reflexionar sobre como empezar a trabajar la próxima cosecha.
Los viñedos ECO de secano iniciaron la actividad con reservas de medias a bajas en N y otros elementos mayores, y bajas en oligoelementos (Zn, B, Fe, Mn). En los de regadío, los elementos mayores se comportaron igual que en secano pero las deficiencias de oligoelementos tendían a muy bajas.
En cultivo convencional de secano observamos deficiencias en el metabolismo del N durante el ciclo vegetativo. En el regadío estas deficiencias se extendían a otros elementos mayores. Los contenidos de oligoelementos eran de bajos a muy bajos en ambos casos.
Este año ha costado llegar a la madurez, y si no se han hecho correcciones en prefloración y post cuajado, mucho más. Si añadimos el plus de que no hemos gozado de bueno tiempo, la planta ya venía coja de una primavera fresca y húmeda que limitó la mineralización en el suelo y la disponibilidad de nutrientes.
Para asegurar un buen arranque vegetativo en 2022, sobre todo en los viñedos que más han sufrido, podemos paliar estas carencias con un trabajo temprano en el suelo con enmiendas y abonos orgánicos adaptados a cada caso, y si el estado de las hojas lo permite, con aplicaciones foliares post cosecha con los bioestimulantes orgánicos adecuados.
No es por meter presión, pero la cosecha 2022 está en marcha y la próxima primavera, la cepa que tiene buena memoria, nos recordará lo que le hicimos y lo que no durante la campaña anterior.
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